© MARIVILLA
Como cuando llegas al súper y tus galletas favoritas se han agotado.
Como cuando tardas dos horas en hacer la mochila para ir a la biblio y cuando llegas descubres que está cerrada.
Como cuando madrugas un domingo y haces lo mismo que si te hubieras levantado a la hora de comer.
O como cuando te pones tacones para pasear por una calle en obras.
Así estoy yo, ¡HELADA DE CALOR!